Hace unos días finalicé mi periodo de prácticas en Sumando. Supuso una estancia cortita, de apenas un par de meses, pero, sin duda, tremendamente enriquecedora.
Llegué a Sumando a través de las prácticas del Máster en Orientación Educativa y Familiar, que estoy cursando con la UNIR, con el objetivo de ampliar mis conocimientos como profesional dentro del ámbito educativo. Sin embargo, nunca llegué a imaginar todo lo que esta decisión tenía escondido para mí.
De Sumando me llevo una mochila llena de experiencias y de aprendizajes. No solo por el equipo tan ameno que forman, sino por la labor tan importante que desempeñan: fomentar el buen trato a la infancia en una sociedad en la que cada vez son más comunes las situaciones de desamparo dentro de las familias, en la que los niños y niñas son las víctimas más indefensas. Como miembro de la asociación he podido contribuir a este objetivo a través de multitud de actividades que me han permitido crecer a nivel profesional y personal: he participado en el diseño de planes de intervención grupales e individuales con las familias, he asistido y acompañado en talleres de formación a padres y profesorado, he participado en los procesos de redacción de memorias y registro de las actividades, he formado parte de las reuniones semanales de coordinación… Todo ello desde el enfoque de parentalidad positiva, buen trato y creación de entornos emocionalmente protectores característicos de la entidad, y con la ilusión de poder contribuir al desarrollo de una sociedad más justa y concienciada con los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
A través de esta experiencia pude conocer de primera mano todo lo que el mundo de la Orientación Educativa y Familiar engloba y el impacto que profesionales como las que lo forman puede llegar a tener en la vida de una persona. He visto y escuchado situaciones difíciles, por las que han tenido que pasar muchos niños y niñas, y con las que el equipo se volcaba para poder ofrecer la mejor de las soluciones. De ellas aprendí que la capacidad de esfuerzo va mucho más allá de lo que en un principio podríamos llegar a pensar.
Desde mi ámbito, el de la educación, me llevo a un equipo con el que, en colaboración, se podrían dar respuesta a la infinidad de situaciones que nos encontramos en las aulas. Desde aquí animo a indagar un poco más en la variedad de recursos que están a nuestra disposición, como profesionales de la Educación, a la hora de comprender qué hay detrás de los comportamientos y reacciones que muestra el alumnado.
Gracias a Belén Díaz, Patricia Redondo, Elvira Álvarez, María Riega, Tamara Fernández y Yurema de la Fuente, que desde el primer momento me abrieron las puertas a su entorno y me acogieron como una más. Superar este reto ha supuesto una experiencia más que satisfactoria y que llevaré conmigo allá donde vaya.
Si tuviera que resumir mi estancia en Sumando creo que lo haría con su lema “cambiando miradas” pues la mía ha cambiado significativamente. Creo, personalmente, que he logrado mi objetivo como docente: conocer la realidad del alumnado a través de la realidad de las familias.
Gracias por ayudarme a ponerme las gafas y a transformar mi mirada. Ahora me toca a mí seguir sumando desde las aulas.
¡Hasta siempre!
María gonzález- practicas master orientación educativa y familiar