Tengo ganas de vivir

Tengo ganas de vivir. Es la frase que, sin pensarla, salió de lo más profundo de mi ser, cuando Patricia nos pidió que hiciéramos balance del programa.

Sonriente, pletórica y satisfecha, tras haber compartido tantos momentos en las 10 sesiones de encuentros con “el grupo”, supongo que mi cabeza quiso resumir en una frase mi emoción y sentimiento global al final de la experiencia.

 

En este tiempo, corto pero intenso, he llegado a comprender que otra manera de ver las cosas, de actuar, interactuar y de reaccionar es posible. Difícil, sí, pero posible.

El manejo de las emociones, tan importante para sentirnos bien como para no crear frustración ni conflictos/malentendidos con la otra parte, ni con los niños/as;

El control de la situación, que al final se traduce en tomar las riendas de nuestro día a día y de nuestra vida;

La escucha activa, para mejorar la relación con nuestros pequeños, y en general, con las personas que nos relacionamos;

La importancia del núcleo familiar, diferente a lo que había antes, pero entender que ahora somos una familia igual, con un miembro menos en casa, y crear nuestra identidad, es algo no sólo importante, sino en mi caso particular, no me había planteado en esos términos;

Los consejos sobre la crianza, cómo fomentar la buena relación entre los miembros de la familia, cómo mejorar la autonomía de los pequeños, establecer normas, cómo apoyarlos en los momentos difíciles consecuencia de la separación de sus padres…

El apoyo de los monitores del grupo ha sido esencial, pero el clima, el ambiente surgido dentro de los compañeros del grupo ha sido lo verdaderamente fundamental para que todos y cada uno de nosotros compartiéramos nuestras experiencias y, poco a poco, creásemos esa pequeña familia donde sentirnos cómodos y arropados para compartir cualquier inquietud, y buscar apoyo y a la vez intentar ayudar al resto del grupo con nuestras propias vivencias.

Esto no sólo ha sido bueno para nosotros individualmente, porque podíamos abrirnos a compartir nuestras dudas, emociones, problemas con gente desconocida, sino que nos ayudaba a conocer otros casos distintos, pero a su vez muy similares con quienes tener una visión e historia diferentes de un caso, que bien podríamos decir, de origen o base similar: la separación de una pareja con hijos y las dudas y problemas que derivan.

En esta experiencia no sólo he aprendido o mejorado todo eso, si no que me llevo muchas cosas:

la capacidad de empezar y acabar el programa,

el haber aprendido a escuchar y compartir con otras personas sobre este “tema” común, tan igual y tan distinto…

 

Y lo mejor: los compañeros y amistades, porque al final, estos encuentros nos han hecho encontrar a personas muy válidas, y eso es una de las mejores cosas que espero guardar y cuidar para siempre.

Con toda mi admiración para el equipo de Sumando y todas las personas con las que me he cruzado en el camino.

Ángeles

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