¡Las niñas chinas han llegado a la adolescencia! Escucharlas, dejarnos guiar por su entusiasmo y por sus enseñanzas nos ayuda a ver de qué forma debemos enfrentarnos a la adopción como padres y como profesionales.
El pasado sábado 14 de Junio cerramos el curso escolar de los talleres que la asociación Asturadop ofrece para familias adoptivas asturianas. Tras ver el documental de «generación Mei Ming: Miradas desde la adolescencia» tuvimos la oportunidad de comentar con familias adoptivas y conocer sus interpretaciones y sensaciones.
Entre los presentes, se oían las voces de los que comentábamos cuánto se parecían nuestras ideas, nuestras vivencias durante la etapa adolescente a la de las chicas que nos hablaban desde el vídeo. Nos sentíamos identificados en muchos momentos del vídeo y con una parte importante de los relatos que expresaban las niñas chinas del vídeo. Sin embargo, ninguno de los presentes, habíamos sido adoptados y mucho menos, ninguno tenemos nuestros orígenes en China.
Cierto es que las voces de las chicas adoptadas nos han hecho escuchar cómo la familia biológica, las historias de abandono de la realidad china, los rasgos raciales tan diferentes a los occidentales… son características que ni podemos ni debemos negar en las niñas que proceden de este país. Sin embargo y en mi opinión gracias a la naturalidad con la que sus familias han sabido integrar esto en sus vidas, en las vidas de sus hijas, ellas están viviendo una adolescencia que se parece mucho a la de sus compañeras, nacidas en España y no adoptadas.
Revoltijo de emociones, sentimientos de incomprensión con respecto a sus familias, sensación de no saber quiénes son ni cómo son, visión pesimista de sí mismas, ilusiones y desconcierto respecto al futuro, valoración de sí mismas cómo adultas, necesidad de aceptación de su físico, deseos de ser diferentes, orgullo por ser diferentes…
La adolescencia es un momento de experimentación, donde todo lo que uno es hasta ese momento se viene abajo y se experimenta la necesidad de volver a construirlo. En esta ocasión se desea construirlo por sí mismo, sin la intervención de los padres o de otros referentes adultos y en cambio buscando la guía y el apoyo de quienes siente como él, sus amigos, sus iguales. Los adolescentes buscan, comparan, prueban, observan, reflexionan…y se quedan con lo que más les interesa. Cuantas más experiencias positivas, cuanto mayor es el abanico de opciones que hemos ido dándoles a lo largo de toda la infancia, mejores serán sus elecciones.
En cuanto a las familias, deciros que, una vez más en esta etapa, son ellos quienes nos dicen cuáles son las mejores prácticas educativas, sólo tenemos que v0lver a ponernos esas «gafas» que nos ayudan a ver cuáles son las necesidades que tienen y ayudarles a satisfacerlas. Así, por más miedo que nos de la terrible combinación que se da necesariamente en esta edad entre mayor libertad y escasa madurez, necesitan que confiemos en ellos, necesitan ser ellos quienes tomen decisiones.
Eso sí, con nuestro apoyo cercano, acompañándoles mientras se equivocan y ayudándoles a ver cómo pueden retomar camino.
Película:
«Generación Mei Ming: Miradas desde la adolescencia»-dirigida por David Gómez Rollán
